Alexandre Casimiro / Mayo 2019
La movilidad en el Perú viene cambiando de forma muy rápida y visible, esto nos dirige hacia un futuro en donde movilizarnos será muy distinto a como estamos acostumbrados.
En el transporte urbano, los taxis por apps mejoran nuestra experiencia, brindado mayor seguridad, comodidad, traceabilidad en tiempo real, métodos de pago electrónicos, viajes compartidos y nos permite evitar las negociaciones en la calle en un mercado informal. Este contexto, también brinda a los ciudadanos oportunidades de obtener un retorno de sus propios activos. De igual manera, las apps como Rappi y UberEats facilitan la entrega “door-to-door” de nuestras compras y mensajes.
Recientemente, adoptando prácticas de países más desarrollados, se han implementado scooters eléctricos como un medio de movilidad individual flexible, ecológico y hasta más efectivo; una interesante alternativa en una ciudad como Lima, caracterizada por largas colas y horas perdidas en el tráfico. Las altas tarifas son aún una limitante en su adopción y, evidentemente, presenta grandes desafíos como generar cambios en los hábitos del consumidor final. Primero desmotivándolo del uso de autos propios y taxis y segundo fomentando un buen comportamiento ciudadano durante los desplazamientos y la entrega de los scooters. A la luz de accidentes, algunos municipios de Lima han avanzado con prohibiciones y multas equivalentes a una UIT.
Naturalmente, el ansiado Metro de Lima incrementará la cobertura y el desplazamiento de forma masiva en gran parte de la ciudad, siendo un elemento clave en un sistema multimodal que combine distintos medios de transporte
Por otro lado, en el transporte de media y larga distancia, hemos visto al surgimiento de una guerra de precios con el ingreso de las aerolíneas low cost, lo cual beneficiará la actividad turística y generará mayor rapidez en viajes al interior del país. El surgimiento de estos modelos supone algunos retos para las empresas de buses interprovinciales, un sector que presenta una necesidad de fiscalización urgente, y ya de si bastante expuesto a algunas amenazas: Informalidad, competencia fuerte (y no siempre justa), volatilidad de precios del petróleo, siniestralidad, conflictos sociales, inseguridad, robos y cambios climáticos.
En Chile, por ejemplo, se ha verificado una caída del 20% en clientes que compran pasajes en buses interurbanos, consecuencia de la agresividad en ofertas por parte de las aerolíneas. Qué estrategias implementarán las empresas de buses o qué nuevos modelos de negocio surgirán, aún está por verse; por ejemplo la alemana Flixbus, una especie de Uber para buses, ya ha iniciado operaciones en Estados Unidos después de conquistar Europa.
No quedan dudas que las nuevas formas de la movilidad presentan emocionantes ventajas y escenarios, pero también traen consigo grandes desafíos a personas y empresas que exigen al gobierno, no solamente impulsar regulaciones y mayor fiscalización para combatir la informalidad, sino también fomentar la creación de la infraestructura necesaria para mejorar la movilidad personal y de mercancías en el país.
Publicado en el diario Gestión el 17/05/019
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